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Buscando inspiración en el D.F

¿A poco no?  justo cuando tienes un viaje programado, ¡te pasa de todo! Los hijos se enferman, un mundo de trabajo, bueno, ¡hasta los perros se te escapan! Pareciera que el universo confabula …

Pero bueno, estirando y aflojando, logramos subirnos al avión. ¡Aquí vamos D.F., a reencontrarte después de tantos años!

Estamos muy emocionados, porque el año pasado, gracias a una de esas personas que te caen del cielo, nos acercamos a ENDEAVOR. Para quien no conoce el programa, se trata de un acelerador de empresas a nivel internacional.

El proceso para que te acepten, lo sentirás .. ¿cómo te explico? … mmm …, ¡pues como tener un bebé! las que son mamás me entenderán. Inhalar, exhalar, inhalar, exhalar, ¡multiplicado por 1000!, porque todo lo que crees que ya eres y qué según tu, controlas con los ojos cerrados, se te vendrá abajo en un abrir y cerrar de ojos. Recibirás cuestionamientos despiadados, muy duras afirmaciones, y saldrás con la moral por el piso, muchas veces. Pero es precisamente eso, que te “piquen el orgullo”, lo que te impulsará a seguir, porque es bueno, ¡muy bueno!, poner las cosas en perspectiva y replantear a la empresa y sus objetivos.

Trabajamos muy duro, durante varios meses y finalmente nos aceptaron. Y ya, no les voy a aburrir con tanto rollo, pero para quien este pensando en escalar su empresa, se los recomendamos ampliamente, es un proceso sumamente enriquecedor.

Pues a través de ellos, tuvimos la oportunidad de asistir al taller de industrias creativas del sector moda en D.F. (en un hotel super simpático, con muros de ladrillo ¡justo mi estilo!) donde entre otros, escuchamos al Director de Mercadotecnia del Palacio de Hierro. Sabían que el “Palacio de Palacios”, se renovó por completo, ¡¿en tan solo 9 meses?! Yo quedé impactada con la historia y la campaña realizada, así que … ¡era obvio que teníamos que ir a descubrir esta maravilla!

Realmente no recuerdo cómo era antes, hacía años que solamente pisaba el aeropuerto para conexiones, pero ahora la palabra LUJO es como lo describiría. Su flamante primer piso, lleno de las más conocidas marcas, es impactante. Precios inaccesibles para el alma terrenal que soy, pero aun así logré regocijar la mirada con texturas, acabados, colores y estilos, esperados en ese nivel.

Su tercer piso me perdió, muy confuso y diría incluso, abarrotado … cual pueblerina, no sabía ni de qué lado entré y menos por donde salir. Finalmente logramos ubicar la escalera para llegar a “La Terraza”, que es el área de restaurantes y ¡zas!, nuevamente lograron cautivarme. Que monos (y sí, lujosos) espacios para “picar” y pasar un buen rato, dan paso a una terraza abierta, con lindos espacios para disfrutar de un café, ensalada, plática, smog (upss, esa semana no hubo tanto, afortunadamente) … para mí, fue la mejor área del “Palacio de Palacios”, ¡gracias por ello!

Antigua by Irma en DF, continuará …

Nota aclaratoria: Ninguna, pero ningunaaaa de las fotos realizadas a la entrada de este magno lugar, quedaron bien…sorry, mi  “fotógrafo estrella”, aún no domina esta área. Pero así lo sigo queriendo, mi esposito.